martes, 24 de mayo de 2016

Anulación, Ángela Figuera Aymerich

No ser ni yo. Ni nadie. Lo más, una pastora
perdida en tu silencio de largas soledades;
sentada en tus tomillos; la luz de la mirada
copiando, sin saberlo, los vuelos de las aves;
caída sin nostalgias sobre el fluir del río;
con el desnudo rostro abierto a tu paisaje,
al viento los cabellos, y la tranquila frente
surcada por un ritmo de pensamientos fáciles...

En el regazo quieto, las manos inactivas
dibujarán un nido de vagas ansiedades.