lunes, 18 de julio de 2016

Las palabras de la noche, Natalia Ginzburg

Había imaginado todo con demasiada claridad. Me había imaginado a ti y a mí, aquí, en esta habitación, en esta casa. Había imaginado todo con muchísima exactitud, hasta el más mínimo detalle. Y cuando se ven las cosas futuras con tanta claridad, como si ya estuviesen sucediendo, entonces es señal de que no deben suceder nunca. Porque ya han sucedido, en cierto sentido, en nuestra cabeza, y no se puede consentir que sucedan de verdad.